A todo o nada por el imperio

| Edición N° 5155

Buenos Aires, Argentina

25-10-2020 | OPINIÓN


A todo o nada por el imperio

Estados Unidos vivió el -segundo y último- debate presidencial el pasado 22 de octubre en Nashville-Tennessee, de cara a las elecciones del próximo 3 de noviembre, entre el actual Presidente Donald Trump (partido Republicano)y Joe Biden (partido Demócrata).


Por Patricio Boda (*)

La coyuntura del debate se da –entre otras cosas-en el aumento considerable de los números con más de 223.000 muertes por Covid-19 y  8.46 millones de infectados.

En efecto, Trump llego después de haberse contagiado de Covid-19 y recuperarse en tiempo record, lo cual hizo cancelar el segundo debate que estaba estipulado para el 15 de octubre, acordando realizar el siguiente el 22 de octubre y no el 29, pactando así el segundo y definitivo debate antes de la elección general. 

A diferencia de Biden, que arriba al debate con un despliegue territorial muy importante, no solo como candidato del partido demócrata, si no que entraron en el último tramo de la campaña sumo a sus filas personajes destacados como, el ex presidente Barack Obama, Michelle Obama y hasta la estrella pop Miley Cyrus y Alexandria Ocasio-Cortez, ascendente política neoyorquina. Todas estas personalidades con mejor llegada al público indeciso e independiente no identificado con el bipartidismo tradicional estadounidense. 

Durante más de 90 minutos el debate logró una leve sensación de orden que no había obtenido en el primer encuentro. Trump llego con una acusación  'The New York Times' que reveló que el presidente tiene una cuenta en china que no había declarado. El vicepresidente en la administración de Barack Obama y actual candidato demócrata, Joe Biden, hizo alusión a la misma durante el último debate presidencial. 

Los principales temas que se tocaron fueron el Covid-19 y sus consecuencias, la Seguridad Nacional, la economía y el efecto en las familias norteamericanas, y por último el cambio climático.


Ya al final del debate, se observa  que Trump, en la primera media hora tomó nota de su accionar del primer encuentro y se lo vio más contenido en su acostumbrada verborragia, cosa que pasada esa media hora  no logra sostener y terminó profiriendo acusaciones a Biden tales como,  corrupto, que su palabra tiene poca credibilidad y de haber esta 47 años en el gobierno de los Estados Unidos y no haber hecho nada por la ciudadanía, culminando con una autorreferencial considerándose “quizás, después de Abraham Lincoln el presidente menos racista de la historia”. 

La Kristen Welker tuvo una función más preponderante, ordenando y repreguntando a los candidatos, dejando breves segundos para defenderse de esas repreguntas. Fue mucho más sólida que su antecesor Chris Wallace. 

La gran grieta entre Demócratas y Republicanos sigue a flor de piel, pero el equipo de campaña de Joe Biden tomó nota y pudo sacar más provecho en este segundo encuentro, con un demócrata más adoctrinado y obediente a los recursos televisivos. En ningún momento perdió el control, ni se dejó ofuscar por el presidente en ejercicio. Con una comunicación orientada más al público latino y afroamericano de 18 a 35 años, Biden llega a números de 50.7% a 43% en las encuestas nacionales. Ya han votaron más de 47 millones de personas por correo y presencialmente, recordando que varios estados tienen habilitada la opción de votar 2 semanas antes de las elecciones generales.


El presidente volvió a ser el gran perjudicado en el Debate. Ya a solo 11 días de las elecciones generales y camino a un record de participación. Los candidatos y sus equipos pidan no creer en los números de las encuestas e invitar a votar por correo o presencialmente a sus familiares o amigos, pero piden ir a votar si o si. 
Todo puede pasar en esta carrera donde se dirimirá mucho más que la elección entre los candidatos de dos partidos, sino que tendrá consecuencias en la región, en la política y geopolítica mundial. 

 

* Patricio Boda  (Lic. Cs. Política y RR.II.)