Gustavo Maragoni analizó el escenario político en la Argentina, en el marco del enfrentamiento de posiciones e ideas dentro del oficialismo.
“Las internas del gobierno, en virtud de las diferencias que hay sobre el rumbo que tiene que tomar la política económica, se traducen en estas diferencias que han ido creciendo”. Son distintas miradas que “también se explicitan en lo temporal, porque hay un vínculo entre el presidente y la vicepresidenta que se ha deteriorado y reconocen no conversar”, dijo en diálogo con Asuntos Pendientes, por FM 97 Une.
En ese marco, consideró que asistimos a “una herida auto infringida del propio gobierno porque hay indicadores de la construcción, de la industria y el turismo que están bien, que no lucen por la inflación y porque el gobierno discute mucho entre sí”.
Marangoni consideró que “el Frente de Todos fue un intento de reunificar al peronismo, no una alianza de gestión” y advirtió: “Es más fácil reunirse para ganar una elección que para gobernar. La contención sin discusión de contenidos genera los problemas que vemos, agravado por el gobierno que ha loteado los ministerios que hacen que”, por ejemplo, “el ministerio de Guzmán tenga diferencias con las áreas que regulan la cuestión energética”.
El entrevistado afirmó que “no se puede ser gobierno y oposición a la vez, eso conspira contra el propio gobierno, en el presente y también de cara al 2023”. Añadió: “Todo parece jugarse en una pulseada: el kirchnerismo señala que puso los votos, el entorno dice que el presidente puso lo que faltaba para ganar, pero hay que ponerlo en un marco conceptual que sea más virtuoso para el oficialismo”.
Por eso, Marangoni admitió que “imaginar el 2023 hoy es más una tarea de astrólogo que de politólogos, me parece que tanto el oficialismo como la oposición tienen que sacar conclusiones. La PASO es como el CBC de la universidad, ordena la oferta, pero no necesariamente después te ordena el gobierno. La PASO tienen que dar lugar a un liderazgo”.
Seguido, consignó que “desde 1983 el peronismo tuvo el liderazgo de Menem, Néstor y Cristina, pero si una PASO no permite construir un liderazgo, se resiente el eje central de la política”. En ese sentido, manifestó que “el Frente de Todos pensó en 2019 que se podía dividir el liderazgo político y de gestión, pero eso no se condice con el peronismo”.
Además, advirtió que es necesario procurar “que el debilitamiento del centro no alimente los extremos”. Otras opciones van a “crecer o no en virtud de la capacidad del gobierno y la oposición de mantenerse en el centro, para que el enojo premie a los que están, y no a los que están afuera”.