El robo de energía, en sus distintas metodologías, genera excesos de consumo no registrado que sobrecargan los tendidos, los dañan y provocan una disminución en la calidad de servicio que reciben los usuarios vecinos que están correctamente conectados, generando problemas de tensión o cortes por manipulación indebida de las redes.
Se procederá a efectuar el cobro de la energía consumida en forma ilegal, incluyendo las penalidades correspondientes conforme lo establece el Reglamento de Suministro y Conexión, además de la denuncia penal.
Robar energía es un delito penado con prisión de hasta 6 años, que además pone en riesgo la vida de quien la manipula y de terceros, perjudicando asimismo la calidad del servicio eléctrico.