Según el adelanto que hace la Fundación Fundplata sobre canasta básica de alimentos, en el mes de septiembre la variación mensual fue de 2.5%. Si bien hubo una desaceleración con respecto al mes anterior, que fue de 3.2%, sigue teniendo valores demasiado altos, similares a abril de este año.
En ese contexto, el producto que más escaló fue la polenta, con 11.1%, seguido del asado, con 7.4%, el aceite, con 7.1% y la bola de lomo, con 4%.
Aunque la variación mensual muestra una leve desaceleración, el dato sigue siendo alarmante: alimentos elementales como la polenta —símbolo de subsistencia en muchas mesas— escalaron más de un 11% en solo un mes. En La Plata, septiembre no trajo alivio, sino una confirmación: la inflación alimentaria no se mide solo en porcentajes, sino en la tensión cotidiana entre lo que se compra y lo que se resigna.
Porque cuando lo básico se encarece, lo esencial se pone en duda.